jueves, 9 de julio de 2015

Qué calor! Os presento a Brody...

Estas noches están siendo horrorosas de calor...
No puedo dormir como a mí me apetece... a pata suelta, "espatarrá" que diría mi madre adoptiva cuando me ve boca arriba con las patas colgando. Sí, parece que no, los perros también dormimos a pierna suelta, siempre y cuando el calor nos deje, claro.
Esta semana y de hace unos días a esta parte, no hago más que dar vueltas con la finalidad de encontrar el rincón más fresquito de la casa. No hay manera. He probado de todo. Me meto debajo de las camas. Salgo fuera. Llamo a algún alma caritativa para que me saque al patio, me doy una vuelta, entro de nuevo y al final, acabo rendida hasta el día siguiente.

Una de estas noches en que no podía dormir, estaba yo charlando con Quique sobre aquello que estuvimos comentado del Ratón Pérez, éste no aparece. Creo que sabe que se me están cayendo todos los dientes (no me queda ni un sólo colmillo) y en prevención del posible desembolso, aparecerá cuando ya me hayan salido todos los nuevos y dejará algo. Eso dicen Quique y Natalia, que no me preocupe.
Como les decía, de aquellas reflexiones sobre desapariciones de roedores pasamos a disfrutar del mejor de los ratitos nocturnos disfrutados desde que comenzaron las vacaciones y ya verán porqué. Quique comenzó a narrarme una historia. La vida de Brody. Se lo dejo a todos para que puedan disfrutar de este cuento igual que lo hice yo aquella noche.


ME LLAMO BRODY Y ESTA ES LA HISTORIA DE MI VIDA. (PRIMERA PARTE)
AUTOR DEL RELATO: ENRIQUE PÉREZ GONZÁLEZ.


MI TRISTE HISTORIA.

Soy Brody, un chaval de 13 años y, asombrosamente vivo en una isla desierta, sin nada que hacer y la verdad, lo único que tengo es la compañía de mi padre.
Voy a empezar desde el inicio de mi triste historia:
Mi padre me cuenta que mientras mi madre estaba embarazada de mí, solían estar todo el rato peleándose o discutiendo por tonterías. Cuando yo nací, mis padres apenas hablaban, la cosa fue a mayores y en menos de un año mi madre se esfumó. Yo, por supuesto, no me acuerdo de nada ya que tenía menos de dos años.
Últimamente tengo visiones, me mareo, caigo al suelo y allí, es como si estuviera dentro de un sueño pero lo siento como más real. Sobre todo, veo a mis padres discutiendo e incluso pegándose, se lo he contado a mis padre, él dice que serán alucinaciones que proporciona el pescado crudo y el agua salada, pero no, yo sé que son reales.
Volviendo al pasado... Mi padre estuvo días y días llorando, decía que fue un tonto y un estúpido y creo que en parte tenía razón.
El gran genio de mi padre hizo la cosa más estúpida y a la vez más sensata del Universo. Ir a una Isla Desierta.

EL SENSATO DE MI PADRE.

Mi padre se llevó días y días llorando, yo en esos tiempos no comprendía lo que le pasaba, ya que tenía como he dicho, 2 años.
Otra cosa que hacía era leerse grandes enciclopedias del mundo y sus islas. Mi padre quería olvidar y alejarse lo máximo posible de nuestra casa, nuestro país y nuestro continente.
Empezó a contactar con sus amigos (la mayoría Capitanes de barco), para hacer una barquita e irse. El porqué de que no cogiéramos un avión era simple, el dinero.
No sé como mi padre podía hacer tantas cosas a la vez. Un día se iba a coger materiales, otro hablaba con sus amigos sobre el barco que iba a fabricar y encima, tenía que soportarme.
El pequeño barco estuvo preparado en dos meses gracias a los conocimientos y la ayuda de sus amigos. Era un barco simple aunque podía albergar a dos personas y bastantes víveres.
El viaje debería durar poco ya que vivíamos en Indonesia por aquellos entonces pero me temo, que no fue así.

EL COMIENZO DE UN LARGO VIAJE.

El viaje se suponía que iba a durar una semana, pero no, al final duró tres.
Era un viaje corto, no contábamos con que el tiempo empeoró, los víveres escasearon y todo empezó a ir de mal en peor.
La primera semana todo pintaba bien. Comíamos como reyes, el mar no estaba bravo y el tiempo nos regaló unos días geniales. Al terminar la semana ya se veían las islas pero tuvo que ocurrir, el viento y el mar nos arrastraron hacia atrás, tuvimos que luchar contra las olas, perdimos mucha comida y encima, nos hicimos unas heridas muy profundas.
La segunda semana, el tiempo estuvo fatal y no nos quedaba ni la fruta de los postres. Esta semana y la tercera, estuvimos sin comer y casi no bebíamos agua, gracias a un milagro llegamos a nuestro destino.
Lo primero que hizo mi padre al llegar fue zarandear los árboles para conseguir fruta.
Algo que jamás olvidaré es que el mismo día que llegamos, por la noche, mi padre me abrazó y dijo en una especie de susurro:

-Hijo, este es nuestro nuevo hogar.

7 DE FEBRERO DE 1978.

El 7 de febrero de 1978, llegamos a las Islas Simar. Siempre odiaré ese día. No soy un niño normal, no tengo amigos ni nada electrónico, sólo un fuego y a mi padre.
Creo que nunca podré comprenderlo, decide irse a una isla cuando simplemente podía mudarse a otro pueblo, pero no, él dice que algo ocurriría pronto pero no le creo, habrá que esperar a ver si sus “predicciones” son verdaderas. Bueno, en fin, os contaré lo que pasó la semana del 7 de febrero de 1978.
Llegamos muy tarde, sobre las 23:00h por lo que, tuvimos que dormir con un frío increíble. Aunque fuera tarde nos adentramos en la selva para coger fruta silvestre.
Dormimos muy poco y a primera hora de la mañana, estábamos cogiendo de nuevo materiales y comida. Cerca de la isla donde vivíamos había un refugio donde encontramos un hacha y hasta vendas que en aquellos momentos servían de mucho.
Tres días después, teníamos una pequeña “tienda de campaña” fabricada. Estaba genial. Tenía un colchón de hojas de palmera y como estaba elevada del suelo, las hormigas nos comían la piel que estaba insensible por el frío. Como mi padre era tan astuto, dejó un fuego encendido aquel día de viento y nuestra casa salió ardiendo.

NO PUEDO MÁS.

Llevo once años en esta isla y no puedo más. Tengo muchas más visiones de lo normal, al principio me ocurrían una vez al mes o algo así, pero ahora cada día tengo tres o cuatro. Veo mi antigua casa o incluso a mis antiguos familiares, lo peor de todo es que mi padre no me cree. Me estoy volviendo loco, le escribo a un papel, ¿Por qué lo hago?, ¿Qué ganaré con esto? Ya sé que no tiene sentido alguno pero me siento bien escribiendo.
Parece raro pero hoy ha llegado un nuevo superviviente, un muchacho llamado Rod. Parece buena persona aunque siempre hay que estar atento, por si acaso.
Dice que tiene 25 años y que vivía genial hasta que un drogado dijo por la televisión que tenía una bomba armada en el centro de la ciudad y no mentía. El gobierno y los militares desalojaron la zona y gracias a ellos solo hubo heridos, eso no fue lo peor. En América pasó lo mismo y en varios países también. La gente no sabía qué hacer y empezaron a irse a sitios remotos por miedo a morir, por eso este chaval llegó aquí.
Si viene más gente, mi padre y yo los acogeremos siempre que no nos hagan daño a ninguno de nosotros.

MÁS GENTE.

Ha llegado más gente, ayer por la noche llegó una pequeña e improvisada barca donde en ella había cuatro personas: Marta, Sierra, Jart y Tracey. Dos mujeres y dos hombres, Marta y Sierra son padre e hija y los demás desconocidos  entre ellos.
Marta es más pequeña que yo, es muy callada y tímida, así que, procuraré no molestarla. Su padre, Sierra, nos ha contado su historia. Por lo visto, el grupo de personas que se dedican a explotar algunas partes de las ciudades se hacen llamar “Los Explotadores”. Sólo quieren el petróleo para hacerse ricos y hace poco han creado una plataforma petrolífera cerca de mi hogar, las Islas Simar.
Jart es un hombre mayor muy pensativo y explorador. Hoy ha descubierto un claro en la selva de la isla Simar (la más grande de todas las islas, donde yo vivo). En el claro, hay una cascada de agua clara y pura donde de ella brota un gran y verde árbol donde habitan millones de especies de pájaros  y monos con sus crías viviendo tan tranquilos, cuánto les envidio. De todos los supervivientes es el que mejor me cae, de hecho, confío tanto en él que me he atrevido a contarle el tema de mis visiones pero él tampoco  tiene ni idea de lo que se trata.

Tracey, la última de todos está enferma, tiene fuertes dolores de cabeza y se siente muy débil. La razón por lo que le pasa esto es fácil, tiene una mordedura de serpiente en el talón de Aquiles. Seguramente la serpiente le mordió por la noche, estamos haciendo todo lo posible por salvarla, pero tiene muy mala pinta y sinceramente…   no creo que dure mucho.

Continuará...

1 comentario:

Si quieres dejarme un comentario estaré encantada de leerte en algún descanso de mi agitada vida. Gracias.
Sam.-