lunes, 18 de mayo de 2015

A mis "deseados" agapornis.

Llevo una semana intentando no comeros en mi respuesta a vuestra "Reclamación desde la Trinchera" . Es difícil. 
He pensado muchas cosas estos días, desde que queríais saltar a la fama hasta que sentíais un poco de celo hacia mí pero lo he meditado y puedo entender el desasosiego que se apodera de vosotros y la tristeza que os embarga desde que he llegado. Imagino que antes, las palabras agradables y las risas con café debajo del limonero, eran para vosotros. No lo siento... claro está, decir otra cosa sería una "perrada" pero tampoco tenemos que hacer de esto un drama señores/as pájaros/as, no voy a liquidaros "a cara perro", al menos, no lo haré de forma premeditada.

Os miro con cara de deseo levantando mi pata puesto que mi cerebro está programado para ello. Mi olfato de rastreador detiene instintivamente mi cuerpo, es una pauta motora de caza que no vais a poder modificar por más que reclaméis. En concreto, la pauta es la siguiente:

1.- Búsqueda.
2.- Fijación y acecho.
3.- Carrera en persecución.
4.- Atrapar presa y morder.
5.- Por último: CONSUMIR.

Pero... no os asustéis... Esa es la secuencia de un carnívoro "típico" y yo no soy esa clase de perra, mi cara lo dice todo. Los perros de muestra hemos aprendido a hacer prevalecer unas conductas sobre otras dentro de la cacería, en favor de los hombres y como ayuda en dicho deporte. Hemos aprendido que dicha actitud no es para servirnos un rico manjar sino que forma parte -aunque sea de forma antinatural- de nuestro desarrollo y socialización cuando somos cachorros, como forma de juego lúdico a la vez que altruista.  

Yo también me he documentado y puede que vuestras ansiedades estén fundamentadas pero no olvidéis que tenemos buenos líderes y no creo que ni a mí me dejen arrimarme mucho a ustedes ni a vosotros os van a dejar volar en mi presencia, ya nos conocemos y podemos dejarnos de presentaciones formales y acercamientos varios entre especies.

Mejor será por el bien común y por jugar en igualdad de condiciones que nos encomendemos todos a San Antón que, como patrón de los animales, velará por vuestra seguridad a la vez que me dará instrucciones a mí para no caer en la tentación de comeros si en algún momento de despiste estáis cerca o aprendo a saltar la barrera anti caza de "Aloe Vera" que está intercediendo por vosotros.


En fin, espero que vuestras angustias queden como anécdota y no vuelvan ustedes a reclamarme nada, ambas especies somos grandes animales encerrados en cuerpos pequeños, cariñosos, leales y excelentes compañeros, con la suerte añadida de contar con una familia que nos adora a todos.

Esta vez me despido desde la playa hasta la próxima. Ya he empezado a salir de paseo por las tardes y a acompañar a Quique, Natalia y las primas Miriam y Nuria al colegio por las mañanas. Estoy encantada, cada vez son más especiales y divertidos mis días.



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Sam.-