domingo, 24 de mayo de 2015

Yo lo sabía...

Tomen estas palabras "in memoriam" de Catalina. Soy Indi "el agaporni", me explico...

Esta mañana a eso de la hora del desayuno vimos una chancla volar hacia el trasero de Sam. No sabíamos muy bien qué ocurría y todo el grupo pájaro del patio nos quedamos tomando el sol y de paso intentando coger algo de onda de lo que estaba aconteciendo. Supimos, con nuestra observación, que Sam había encontrado el hueco donde se encontraba nuestra amiga -ya pasada a mejor vida-, Catalina. Dicho chanclazo, lanzado de forma estratégica para no causar daño pero sí disuadir la tentación cazadora tuvo su efecto inmediato, aunque a Sam, no se le olvidó volver a visitar la zona en cuanto supo que no había humano con chancla a la vista.

Hablé de Catalina anteriormente pero hoy tengo que dedicarle estas palabras no sin antes haber hecho un ejercicio de comprensión de los porqués de Sam. Debo decir que no le guardaré ningún tipo de rencor puesto que su instinto ganó esta vez ya que, en su respuesta a nuestra reclamación, no vimos indicios de antipatía, inquina o manía persecutoria consciente, por lo visto es programación neuronal y San Antón vela por nosotros (mi Turtwig ya tiene la estampa dentro del nido). Daremos por zanjada esa cuestión aunque no pueda evitar hinchar y oxigenar mis plumas de vez en cuando en su presencia y en base a su software de base no actualizable a "no cazador 2.1".

Ella, a Catalina me refiero, no había sido embalsamada pero yacía misteriosamente fosilizada -cual momia del Antiguo Egipto- en el arriate, junto con las raíces de los jazmines y en estado de perfecta conservación. Así quedó tras su envenenamiento en aquella batalla épica que ya les conté en mi otro relato contra las cokroaches (permitánme el bilingüismo, el término en español me causa escalofríos) en espera de convertirse en cenicero. Si, sí... en cenicero. Al no haber fumadores cerca parece que el proyecto quedó a la deriva gracias a su buen estado.

Catalina, la momia tortuga, era en vida una tortuga que tenía su genio, no vayamos a decir cosas que no son, no era ningún angelito ni se caracterizaba por ser encantadora, es lo que tienen los que nacen con sangre fría son así y hay que respetarlo. Ella bufaba como ningún otro animal sabe hacerlo y abría su boca romboide para hacerte creer que podía comerte de un sólo mordisco. Supo adaptarse desde que era una tortuga bebé. Tortuga de centro comercial madrileño pasó a mejor vida cuando se trasladó de un piso de la capital a un hogar en la costa junto con su familia de adopción. Ella abandonó por aquel entonces la tortuguera y comenzó su andadura independiente en un bonito patio. Dormitaba durante todo el invierno y nunca tuvo la mala fortuna de caer en las cuchillas del cortacésped. Sabía esconderse. Cavaba, desaparecía y volvía a eso de mediados de primavera con los ojos hinchados, no sé si de tanto dormir o porque era una tortuga de agua que vivía a medio metro bajo la superficie enterrada en tierra. Se alimentaba de mosquitos y salamanquesas que caían atontadas por el riego, algún gorrión y en ocasiones de los restos de alguna barbacoa en fiestas humanas. ¡Había que verla dándose esos festines carnívoros! Daba gusto, desde luego.
Así pasaron 9 años hasta el fatídico día en que nos dejó. De aquel día hace ahora un año, lo que jamás podíamos imaginar era que su momia iba a ser desintegrada, fulminada, reventada, tronchada... un día como hoy por Sam. Para no entrar en detalles escabrosos diré que Catalina, la criatura, quedó esparcida por todo el patio en trocitos de no más de un centímetro cuadrado. La labor de recogida quedará en el recuerdo como si de un episodio del CSI se tratara. ¡Yo lo sabía! Mi ansiedad hecha reclamación no era una cosa de queja sin fundamento, a los hechos me remito.

En reunión de Comunidad de vecinos (pocas veces estamos de acuerdo, esta vez merecía la ocasión estarlo), después de meditar los pros y contras de nuestra intervención, hemos decidido dejar aquí por escrito nuestro homenaje a Catalina quien fue uno de los regalos del segundo cumpleaños de Quique. No dudó ni perdió la paciencia una tarde tratando de convencer a sus padres para que se llevaran una Calila a casa. Calila, Calila, Calila... acabó, a fuerza de repetir y según se fue entendiendo el nombre en el habla de Quique en Catalina a quien cuidó, atendió y quiso de la misma manera que ahora lo hace con Sam y lo lleva haciendo con nosotros desde que vivimos en su casa hace ya 7 años. 

De la relación y privilegios de Nubita (nuestra asociada) en su relación especial con Natalia ya hablaremos en otra ocasión, eso es otro cantar.

Hasta pronto, esperamos no tener que relatar más despedidas...

lunes, 18 de mayo de 2015

A mis "deseados" agapornis.

Llevo una semana intentando no comeros en mi respuesta a vuestra "Reclamación desde la Trinchera" . Es difícil. 
He pensado muchas cosas estos días, desde que queríais saltar a la fama hasta que sentíais un poco de celo hacia mí pero lo he meditado y puedo entender el desasosiego que se apodera de vosotros y la tristeza que os embarga desde que he llegado. Imagino que antes, las palabras agradables y las risas con café debajo del limonero, eran para vosotros. No lo siento... claro está, decir otra cosa sería una "perrada" pero tampoco tenemos que hacer de esto un drama señores/as pájaros/as, no voy a liquidaros "a cara perro", al menos, no lo haré de forma premeditada.

Os miro con cara de deseo levantando mi pata puesto que mi cerebro está programado para ello. Mi olfato de rastreador detiene instintivamente mi cuerpo, es una pauta motora de caza que no vais a poder modificar por más que reclaméis. En concreto, la pauta es la siguiente:

1.- Búsqueda.
2.- Fijación y acecho.
3.- Carrera en persecución.
4.- Atrapar presa y morder.
5.- Por último: CONSUMIR.

Pero... no os asustéis... Esa es la secuencia de un carnívoro "típico" y yo no soy esa clase de perra, mi cara lo dice todo. Los perros de muestra hemos aprendido a hacer prevalecer unas conductas sobre otras dentro de la cacería, en favor de los hombres y como ayuda en dicho deporte. Hemos aprendido que dicha actitud no es para servirnos un rico manjar sino que forma parte -aunque sea de forma antinatural- de nuestro desarrollo y socialización cuando somos cachorros, como forma de juego lúdico a la vez que altruista.  

Yo también me he documentado y puede que vuestras ansiedades estén fundamentadas pero no olvidéis que tenemos buenos líderes y no creo que ni a mí me dejen arrimarme mucho a ustedes ni a vosotros os van a dejar volar en mi presencia, ya nos conocemos y podemos dejarnos de presentaciones formales y acercamientos varios entre especies.

Mejor será por el bien común y por jugar en igualdad de condiciones que nos encomendemos todos a San Antón que, como patrón de los animales, velará por vuestra seguridad a la vez que me dará instrucciones a mí para no caer en la tentación de comeros si en algún momento de despiste estáis cerca o aprendo a saltar la barrera anti caza de "Aloe Vera" que está intercediendo por vosotros.


En fin, espero que vuestras angustias queden como anécdota y no vuelvan ustedes a reclamarme nada, ambas especies somos grandes animales encerrados en cuerpos pequeños, cariñosos, leales y excelentes compañeros, con la suerte añadida de contar con una familia que nos adora a todos.

Esta vez me despido desde la playa hasta la próxima. Ya he empezado a salir de paseo por las tardes y a acompañar a Quique, Natalia y las primas Miriam y Nuria al colegio por las mañanas. Estoy encantada, cada vez son más especiales y divertidos mis días.



domingo, 10 de mayo de 2015

Reclamaciones desde la Trinchera.

Aquí mi señora Turtwig (la que está escondida tras mi espalda) y yo Indi, queremos expresar nuestro malestar y disconformidad con respecto a ese nuevo sujeto –o sujeta- (por aquello de ir dirigida nuestra reclamación a la corporación) que se ha hecho dueña de las horas que ocupan el tiempo de ocio y entretenimiento hogareño de la que hasta ahora era en exclusiva -ya que Catalina, la tortuga, se nos fue en una batalla contra insectos rastreros-, “NUESTRA FAMILIA”.

Nuestro objetivo no es otro que el de poner en conocimiento de la “autoridad competente” nuestras pretensiones, solicitando la respuesta inmediata, así como, la solución de la irregularidad que acontece desde hace unos días.

Hasta hace poco éramos unos agapornis muy tranquilos, vivíamos sin mucho estrés en nuestro Alcatraz particular un poco molestos, tan sólo, por los privilegios de nuestra amiga Nubita que andaba siempre al calor del hogar, siempre dándose esos baños en el lavabo, siempre haciendo reír con sus vuelos rasantes, siempre detrás de Natalia fuera de su jaula… pero nada comparado con lo que ahora estamos observando.

Mi señora y yo, asociados a Nubita (miren ustedes qué cara de susto en la foto), por aquello de compartir especie, estrés, ansiedad y otras emociones que no vamos a describir por orgullo de ave, hemos tenido a bien aunar esfuerzos para exponer lo siguiente:

1.- Necesitamos saber que el can no hará de nosotros una merienda de tarde de verano, noche de invierno o aperitivo al medio día.

2.- Necesitamos que no nos mire levantando la pata, hemos observado que se relame de una forma algo extraña. Nos hemos documentado y dicha acción se denomina "La Muestra" y es la parada estática, tensa y bellísima que realiza un perro de caza al llegarle la emanación de una presa.

3.- Necesitamos que no se nos acerque ya que hemos detectado un nerviosismo fuera de lo común. Amenazamos con sacar lo peor de nosotros y picar de forma grave en la nariz perruna.

4.- Necesitamos que no os creáis que la amistad inter especies, aceptación y las conciliaciones ecológicas son posibles. Ni paciencia, ni reprimir mal comportamiento, ni nada de exposición al estímulo para su habituación. Nos sentimos comida, lo sabemos.

5.- Necesitamos que no hagáis caso de esos vídeos de YouTube donde se ven perros y pájaros jugando, las relaciones no se podrán normalizar nunca.

Ya sabemos que nosotros no somos pájaros de circo, no cantamos a lo canario en modo sinfónico ni tenemos un encanto especial pero tampoco somos cotorras ni montamos el jaleo de la perdiz asiática cuando “reclama”, nosotros reclamamos de forma pacífica porque somos una especie de mundo, inteligente y que sabe aquello que decía Groucho Marx y es que… “Fuera del perro, un libro es probablemente el mejor amigo del hombre pero dentro del perro probablemente está demasiado oscuro para leer”, que nosotros vamos a interpretar al pie de la letra por si las moscas, nuestra intuición no falla y no podemos dejar nuestra protesta para otro día, no sea que haya que lamentar alguna baja.

Después de lo anteriormente expuesto, NECESITAMOS nos resuelvan esta reclamación como si de un asunto de "peligro de muerte" se tratara, dejándose de excusas burocráticas, listas de esperas u otras pamplinas innecesarias o nos veremos en la tesitura de tener que picotear en morse un S.O.S al primo Yellow que hace sus píos por el Ayuntamiento a ver si nos puede ayudar.


En espera de sus noticias, les saludan atentamente desde la trinchera, Indi, esposa & asociada.

jueves, 7 de mayo de 2015

A veces los sueños se hacen realidad...

A veces los sueños se hacen realidad si se desean con la suficiente intensidad y el perro que esperabas llega a tu vida. Prueba de ello es que yo, a día de hoy, convivo con una familia que ha aceptado tenerme entre ellos y quererme con toda la responsabilidad que conlleva esta tarea. 
Quique y su padre, a los que se unió Natalia nada más supo hablar, estaban deseando adoptar un perro. 
Me he enterado que la mamá de Quique y Natalia ha tardado 10 años en plantearse la posibilidad de convivir con un perro. Hasta ahora, la respuesta era un no tajante -cosa egoísta y razonable por partes iguales en porcentaje-, a poco que se reflexione sobre el tema..., la espera ha sido digna de la responsabilidad que lleva aparejada una adopción en toda regla. 
Hombre... 10 años quizá es exagerado pero sí es verdad que es una decisión muy importante en la vida de una familia o persona y todos los humanos, sin excepción alguna, deberían tener en cuenta cuando nos adoptan de cachorros (época en la que todos enamoramos a nuestros dueños) que dicha decisión sea "in aeternum" -para toda la vida castellana- ya que cuando ese encanto inicial pasa, queda lo que queda, la responsabilidad de mantener, cuidar, educar y querer -a poder ser intentando hacerlo de la mejor manera posible- a un amigo que ya te ha jurado fidelidad para el resto de sus días porque lo que diferencia el encaprichamiento inicial del amor incondicional es la lealtad y el compromiso.

A todos los que me leáis, os recomiendo el libro "Perros e hijos de perra" del Sr. D. Arturo Pérez-Reverte. Es un homenaje a sus cinco perros en donde se puede leer:

"He tenido cinco perros. No hay compañía más silenciosa y grata. No hay lealtad tan conmovedora como la de sus ojos atentos, sus lengüetazos y su trufa próxima y húmeda. Nada tan asombroso como la extrema perspicacia de un perro inteligente. No existe mejor alivio para la melancolía y la soledad que su compañía fiel, la seguridad de que moriría por ti, sacrificándose por una caricia o un palabra..." "... cuando desaparece un perro noble y valiente, el mundo se torna más oscuro. Más triste y más sucio".

Como todo llega y no hay sueño imposible cuando sobran las ganas de tener algo, no deberíamos dejar de recordar la ilusión con la que se pidió el deseo o el impulso que nos llevó hacia él porque, normalmente, cuando algo se consigue se olvida dicha ilusión. Deberíamos con este sueño que yo relato en particular y otros en general no dejar que una vez conseguidos caigan en el olvido y mantenerlos como si de un regalo se tratara de por vida. Digo esto en homenaje a todos mis colegas que son abandonados a la mejor de sus suertes en perreras y en el peor de los casos -que los hay- en gasolineras y carreteras, sin remordimiento alguno por parte del "animal" sujeto de la acción de abandono.


Hoy he pensado que la casualidades no existen. Existen las oportunidades y las causalidades. Todo llega, cuando todo está correcto y es el momento adecuado, aparece delante de nuestros ojos la oportunidad que estábamos esperando y nos merecíamos desde hace mucho tiempo.

Yo sigo bien, en mi paraíso particular como podéis leer. Esta semana he aprendido que cazar mariposas no conlleva mayor riesgo que el consumir un poco de azúcar con unas carreras y unos saltos, otra cosa son las abejas (palabras mayores del reino animal). Unos bichillos gordos, negros y peludos que te ponen la adrenalina a tope y si las cazas te pican, lo digo por experiencia. Resultado de la caza: aguijón hincado en la pata que amablemente me extrajeron para mi alivio y descanso y R.I.P. a la abeja la cuál me tragué y ya imaginan todos por dónde volvió a la tierra.

¡Hasta la próxima!

viernes, 1 de mayo de 2015

Adaptando mi instinto a la vida humana.


Llevo cinco días intentando controlar mi instinto... ¡Mentira! Más que mentira... ¡Imposible! Necesito comerme todo lo que tengo a mano. Me vienen bien las zapatillas, los calcetines, las sillas, los cables que cuelgan, me encantan los pies cuando caminan descalzos... Busco todo el rato algo que llevarme a la boca. 

Hasta ahora, a parte de correr a más de 1000 por el césped, lo más entretenido está siendo el intento de comerme el carbón que está debajo de la barbacoa. El acceso está difícil, el hueco es casi parecido al de una madriguera, de vez en cuando consigo una presita y no veas cómo me pongo los morros y los dientes. Otras veces tienen que venir a rescatarme de allí abajo, soy bastante cabezona y por intentarlo que no quede la cosa. La verdad es que no me dejan que me coma el carbón y las zapatillas, van todo el rato observando lo que hago, algunas veces tengo que poner carilla de no saber que va conmigo el "shhhhh", hay tantas cosas interesantes por descubrir que no puedo resistir las ganas de cazar todo lo que puedo. Las hojas que se mueven son un misterio, los pájaros que están en la jaula del patio aún no me generan mucho atractivo (ya veremos dentro de unos meses), el viento, las hormigas, las moscas... ¡Es todo tan interesante! He escuchado decir que intentar que yo no haga esas cosas es como sacar a un pez globo del fondo del mar y meterlo en un vaso de tubo.


Llegué el lunes pasado y hasta ahora todos hemos vivido unos días de adaptación. La primera noche me desperté muchas veces pero cada día he ido adaptándome un poquito más a mi nueva vida. Creo que a alguna dormilona que otra se le ha acabado eso de estar en la cama hasta tarde. Me despierto por las mañanas temprano y ya empieza una nueva aventura. Hoy me asalta una incógnita a la cabeza: ¿Conseguirá Natalia que yo no le muerda los pies? Nada más quiero jugar con ella, aunque a veces, se me escapa y trinco "bocao" más fuerte de la cuenta, aún soy muy cachorro. Ella ha empezado a pensar que no la quiero por eso, no entiende que va con mi instinto y que hasta ella, cuando era un bebé, se llevaba todo a la boca. Aún soy pequeñita y a todos nos queda mucho que aprender hasta que logremos comunicarnos con un mínimo de entendimiento.




Me han dicho que en unos días me van a llevar a la playa para que corra y juegue. Ya contaré mi aventura. 
De momento me quedo por aquí descansando un rato de tanta actividad.